Gracias a la hospitalidad de un quark, puedo acceder a la infraestructura necesaria para golpear con la suficiente fuerza las teclas de un portatil y pegar un pequeño ínterin en el terrible vaiven cosmico-cómico de este gran desvan al oeste de Sirius según se entra.
Hace tiempo, del orden de eones, acabe una relación con una chica. No era nada serio, de estas relaciones de colcha, llenas de provisionalidad, y con muchos visos de durar lo que un kleenex en tiempos de colera.
Pero la cosa se alargó.
Los dos estabamos a gusto, ella se había separado hace poco, y le servía de consuelo y divertimento. A mi, el divertimento me servía de consuelo ante lo que siempre ha sido una busqueda insatisfecha y llena de sinsabores. Quizá porque no se aún lo que persigo.
Poco a poco ella dejó de interesarse por una relación que fue cambiando hacia el limón, desde el espectro del naranja. Esto es pura entelequia, porque nunca me lo dijo. Solamente me advirtió que ella ya no quería tener una relación "de ese tipo", que se sentía mal así y que tenía que esperar, y ser paciente.
Sinceramente, no quiero ser paciente, ni lo he sido nunca.
No con lo carnal.
Nunca con lo que nos eleva y nos hace divinos.
Eso nunca.
Ahí acabó mi busqueda, ya sabía lo que vendría a continuación. Ya no hubo mas amaneceres exprimidos.
Mantuvimos conversaciónes de Messenger para mirarnos a la cara, y yo no le oculté que me gustaba entre las sabanas, y que no quería verla vestida de otra manera.
Ella repitió la salmodia tantas veces utilizada.
Quise verla sin el Messenger de por medio, para decirle otra vez lo que pensaba, pero sin grandes hermanos que pudieran mediar. Supo esquivar todo intento de quedar.
Le mandé un sms y le dije adios.
PD
El curro va...sinceramente mejor. No me gustan cosas. Pero no hay problemas mayores.
Quizá porque soy un gilipollas impenitente, que espera que la máxima Summers, "tó er mundo e gueno", sea la prevalente.
Y eso que el que viste y calza no es precisamente San Tobias, la mona mas famosa de La Cometa Blanca.
Va por vosotros.
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