Cuando se decide a escribir ya es tarde.
No importa.
Hace tiempo que "tarde" dejó de tener un significado concluyente. Ahora, suena como el matiz irisado de gotas de lluvia, y provoca en él la misma cara que ponía de niño, cuando se asomaba al ventanal de su casa, para ver el mundo empapado hasta arriba.
La misma tristeza. La misma calidez.
El recuerdo de la chica a la que pudo amar comparte muchas horas de su vida; al final, si se quiere, se aprende a no dejarse llevar, pero, ¡es tan dulce mecerse en los recuerdos!.
Su pelo no era ondulado, ni liso, era solo rubio. Sus ojos miraban a traves del azul puro, y tenía esa forma de compartir chanzas que transporta al incauto marinero al regazo de las sirenas. No tenía andares de diosa, pero eran rotundos...redondos, de pasión descubierta. Como sus labios.
Su embrujo fue pausado.
Como aquella noche.
Habían quedado en cenar, y despreocuparse despues, al son de unos cubitos de hielo con "lo que diesen en cualquier garito de la zona". El dia siguiente no existiría, no hasta el mismo dia siguiente.
La cena fue todo lo banal que pueden ser las cenas de dos, que se buscan la mirada y que juegan a enredarse de risas tontas.
En la calle y camino al "garito" de turno no deja de mirarla, y ella se rie reclamandole "¿qué miras?", mientras él comparte sus risas, devolviendole un "nada..nada" risueño.
No hay nada de raro en una noche que termina, no es sino a la vuelta, embotados los sentidos, cuando ella se abriga con el brazo de él, se lo quiere llevar, y se conforma con poner la cabecita en su hombro, caminando el uno al lado del otro como dos juncos. Él apenas puede disimular su nerviosismo, pero es pasajero, pues otra sensación embarga el último reducto de cordura, y al llegar al piso, donde todo comenzó, musita "Rebeca...", ella responde con un apenas interrogante susurro, él insiste, "Reb...", "..que?".
Se quedan los dos allí, en la puerta, mirandose, quietos, todo se ha parado, todo se ha detenido, todo se quedará así hasta que vuelvan otra vez los dos a mirarse a los ojos, hasta que otra vez los dos vuelvan a reirse juntos, tan solo entonces ese recuerdo será libre.
4 comentarios:
Los recuerdos a veces parece que siguen intactos en nuestra mente. Ojalá cerrando los ojos uno pudiera alcanzarlos, y tocarlos, y saborearlos, y revivirlos de nuevo...
Me ha encantado ;)
Genial. Por tu forma de contarlo casi he podido "vivir" ese recuerdo.
Quizá fue mejor asi...
"Hoy la vi"
Hoy la vi,
la nostalgia y la tristeza sulen coincidir.
Se rompieron mis esquemas,
después comprendí
que si ahora estoy así
es por que hoy la vi.
Y aunque no lo siento
luego no pude dormir,
y las puertas del recuerdo cedieron al fin
y aquel miedo que sentía hoy vuelvo a sentir.
Hoy la vi,
han llovido quince años que sobreviví
yo creía que sabía y nunca aprendí
que si ahora estoy así es por que hoy la vi
Hoy la vi,
y aunque no lo siento luego no pude dormir
yo creia que sabía y nunca aprendí
que si ahora estoy así es por que hoy la vi.
mejor suerte la proxima vez. Aunque esta vez no ha estado mal.
Pero alguna vez será la última vez y entonces ya solo habrá recuerdos.
Mejor asegurarse de que sean buenos recuerdos
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